Entre las montañas del municipio de Quipile (Cundinamarca) encontramos el valle de la Virgen, bañado por la quebrada La Quipileña.
La quebrada La Quipileña, que además de proveer de agua acompaña con sus cantos en la noche, cuando baja la temperatura y se produce una niebla que cobija y da a los cultivos aromas y sabores definidos y característicos de esta zona mágica y evocadora.
Es con las manos amorosas de sus habitantes, a lo largo de tres generaciones de campesinas y campesinos dignos y trabajadores, y bajo estrictos estándares de calidad y elaboración, que se produce desde hace más de sesenta años nuestra panela.
La cual hacemos llegar a ustedes ahora en presentación pulverizada, en un esfuerzo conjunto por continuar mejorando las condiciones de vida de estas comunidades campesinas.
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